Nuestra familia está compuesta por mi hermano, el más grande, que jamás está porque pasa las 24hs. con la novia; mi hermanita la de 15, que no deja ni un instante de hablar por teléfono. Mamá, que no hace otra cosa que quejarse de papá todo el día; papá, que no larga los toscanos llenando a su paso todo con humo y olor, sin mezquinar un grito de reto a mi hermana para que cuelgue; yo, que no tolero a ninguno de los anteriormente mencionados y, como si esto fuera poco, ¡la abuela! que repite incesantemente:
- Dios nos guarde
¿De qué? si más guardados que nosotros no podemos encontrar, "Dios nos guarde..." pero de ella. Inesperadamente la nona cambió de discurso. Arrojó una nueva frase de sus labios, un flamante suspiro escapó de su boca:
- He resucitado.
Mamá, que poco soporta a su suegra, no tuvo mejor idea que decir:
-¡Zas!, se piró la vieja.
A su vez papá, gritando, contestó:
-Con mamá no te metas que es una santa
- ¿Se pueden callar que no oigo nada?- Salió una voz chillona y refunfuñante desde el rincón junto al teléfono.
- ¡Santa, santa soy yo que la vivo cambiando cuando se hace encima!
- Claro, porque yo no hago nada por tu mamá.
- ¿Qué hacés vos?, si la pobre está encerrada en un geriátrico por tu culpa.
- ¿Por mi culpa?, ella es la piantada que dice que un cazador oculto la persigue.
- No es un cazador, sino un casador, con S, un tipo que se quiere casar con ella, ¿no ves que no entendés nada?
- Yo entiendo perfectamente, ¿ves que está loca, quién va a querer casarse con esa cosa?
- No te permito...
Y lo cotidiano se hace presente una vez más: aullidos, palabrotas, llantos, enojos y otras menudencias. En fin lo de siempre. La única diferencia es que la abuela ahora insiste con que:
- ¡He resucitado!
La locura comienza a invadirme a mí también, junto con una sensación zozobrante.
Por fin, a mi hermana se le dio por cortar ese maldito teléfono, se me acercó y me susurró al oído una idea genial:
- ¿Si le damos un golpe bien dado en el lugar justo, sin anestesia?, por ahí se destraba la abuela ¿no?
Asiento en silencio, pero la vieja zorra tiene su suspicacia, la muy piola sabe cómo esquivarnos.
Mamá y papá ni se avivan de lo sucedido, están muy ocupados debatiendo sus incompatibilidades y si no fuera porque entra mi hermano con la novia, todavía estarían discutiendo. Bah, en realidad todavía están discutiendo, pero ahora contra mi hermano. Acostumbrada a tales controversias, la novia prende el televisor (bastante fuerte por cierto) mientras masca chicles ruidosamente y toma mate.
La verdad es que guardada o no, con o sin Dios en el medio, resucitada o muerta, con mis padres, hermanos y aledaños no quiero saber nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario